jueves, 16 de junio de 2016

ÉTICA Y MORAL

EN ESTA OCASIÓN LES COMPARTO UN BREVE ENSAYO SOBRE QUE ES LA ÉTICA Y QUE ES LA MORAL.


FAVOR DE DAR CLICK AL ENLACE: "ÉTICA Y MORAL"

ENTREVISTAS A PROFESIONALES

En esta ocasión les traigo un, par de entrevistas que muestran los puntos de vista de dos profesionistas sobre la ética profesional.

DEN CLICK AL ENLACE "ENTREVISTA A PROFESIONISTAS"

EL ULTIMO REGALO

Los invito a ver una película titulada "El ultimo regalo", esta película esta llena, de valores, que son parte de la ética, y en la película hace mención de 12 regalos que simboliza a 12 valores morales, que describen el carácter y comportamiento de una persona exitosa, sencilla, humilde y trabajadora.


CÓDIGO DE ÉTICA DEL PEDAGOGO

Hola, como están, en esta ocasión vengo a compartirles un archivo de ética sobre una profesión muy bonita que tiene mucho potencial laboral "Pedagogía", y el documento trata sobre las normas, y reglas que debe seguir un pedagogo, moralmente y legalmente, este código en mi opinión esta muy completo, ya que su estructura esta basada por capítulos, y a su vez por artículos que mencionan, algunas formas de comportamiento de la profesión y cada articulo trae una breve explicación para que se comprenda de la mejor manera posible.

HAGAN CLICK EN ESTA FRASE "CÓDIGO DE ÉTICA DEL PEDAGOGO"

CARACTERÍSTICAS DE UNA PROFESIÓN

NORMAS PROFESIONALES

ÉTICA PROFESIONAL Y FIN DE UNA PROFESIÓN

DIGNIDAD PROFESIONAL

HONORARIOS PROFESIONALES

LIMITES DE LA RESPONSABILIDAD PROFESIONAL



AQUÍ EXISTE UN VÍDEO PARA COMPRENDER MAS EL TEMA

DERECHOS PROFESIONALES

PROFESIONES AUTORIZADAS

ÉTICA PROFESIONAL Y RESPONSABILIDAD PROFESIONAL


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martes, 14 de junio de 2016

NORMAS MORALES Y NORMAS JURIDICAS


NORMAS JURÍDICAS


Se definen como el conjunto de reglas o preceptos que se imponen a la conducta de los seres humanos que viven en sociedad, y cuyo cumplimiento suele ser de carácter obligatorio en la mayoría de los casos.

Constituyen el principio del Derecho, el sistema mediante el cual se ordenan los actos humanos a fin de que estos se ajusten a las exigencias y necesidades de la sociedad. Las normas jurídicas se suscriben a caracteres sociales, que todos los individuos (o al menos la mayoría de ellos) que componen una sociedad, han aceptado. Pero se le agrega la obligatoriedad para conseguir que sus preceptos sean obedecidos.

Dado que el inclumplimiento de estas normas es posible, se le otorga la facultad a ciertas personas calificadas, para poner en movimiento el aparato coactivo e imporner una sanción. Pero, en lo fundamental, la función principal de toda norma jurídica es sugerir una determinada conducta; tratar de orientar y regular la actividad humana, así como de presionar sobre la conciencia humana la amenaza del castigo o la sanción que ha de merecer toda conducta contraria a lo que ha quedado establecido por ella.

NORMAS MORALES


Del mismo modo en que el Derecho pretende regular la conducta humana, así mismo las normas morales son imperativas; pero a diferencias de las jurídicas; no son obligatorias.

La organización social no descansa por completo sobre el Derecho, pues la moral interviene también en ese propósito. Pero la percepción de lo moral es muy subjetivo e inciden múltiples factores para determinar cuál es la verdadera norma moral. Algunos autores afirman que las normas morales son muy difíciles de identificar y hay muy poca claridad en determinar cuáles normas deben tomarse como morales. Por ejemplo: respetar a los padres.
Las prescripciones de la moral no se refieren sino a la conciencia de cada individuo, quien las viola no se expone a ningún castigo o presión material, solamente puede incurrir al desprecio o al rechazo por parte de la sociedad. Las normas morales son espontáneas y tienen un carácter subjetivo, surgen de la propia conciencia del sujeto; por lo que son unilaterales y autónomas.

Diferencias clave entre normas morales y normas jurídicas
La norma moral es subjetiva, mientras que la jurídica es objetiva.
La norma moral es unilateral, pero la jurídica es bilateral.
La norma moral exige una conducta interna, pero la jurídica exigen una conducta externa.
La norma moral posee validez ideal, mientras que la jurídica posee valor material.
La norma moral es autónoma, mientras que la jurídica es heterónoma.
Las normas jurídicas exigen cumplimiento obligatorio, pero las morales no.

Con las normas morales no existe una autoridad que observe su cumplimiento, pero en el caso de las jurídicas sí lo hay.

VALORES (PRUDENCIA, JUSTICIA, FORTALEZA, Y TEMPLANZA)

PRUDENCIA

La prudencia, es el valor de saber cuándo hacer y decir las cosas para que salgan bien. El valor de la prudencia, es el que nos permite saber cuándo es momento de algo, cuando es momento de actuar, de hablar, de caminar o de parar. Una persona prudente, es la que cuida sus palabras y acciones para no hacer algo mal, es la que tiene en cuenta que todo tiene su instante para producirse.

JUSTICIA

El valor de la justicia se refiere a la concepción que cada época o cultura han tenido de lo que es bueno para todos. Su fin práctico es reconocer lo que le corresponde y pertenece a cada cual hacer que se respete ese derecho, recompensar su esfuerzo y garantizar su seguridad. No se limita a los casos que se tratan en los tribunales, aparece en la vida diaria como un factor del que se derivan relaciones más equilibradas y respetuosas, así como el bienestar de la sociedad en su conjunto. La justicia consiste en garantizar que el resultado del esfuerzo se respete. Por ejemplo, si ganamos la competencia de natación, es justo que nos den la medalla. Para que haya justicia nosotros debemos reconocer las ilusiones, el esfuerzo y los resultados de los otros. Si otra persona llegó a la meta antes que nosotros es justo que ella, y no nosotros, reciba la medalla. Cuando existen dudas sobre lo que corresponde a cada quien, hay reglas y leyes para decidirlo. Debemos procurar que se apliquen.

FORTALEZA

La fortaleza, es la fuerza que tenemos dentro para caminar, aún después de haber caído. Fortaleza, es renovar nuestra confianza interna sin importar lo que hemos vivido, los fracasos que hemos tenido o las decepciones que hemos sentido. No es igual la fuerza a la fortaleza, porque la fuerza es lo que sentimos cuando empezamos algo nuevo, es la adrenalina de empezar a correr en busca de nuestros sueños.

TEMPLANZA

La templanza, es la capacidad para ser firmes en lo que queremos y para mantenernos a distancia de lo que no queremos. La templanza es el valor que te permite rechazar lo que llega a tu vida que te hace daño, que no quieres tener, que te incomoda o te molesta de alguna forma. Hay personas que por falta de templanza, se conforman con una realidad en sus vidas indeseada, se resignan a vivir de la manera que no quieren… Por ejemplo aquella mujer que se queda al lado de su pareja, aunque este le pega. La templanza es una de las claves del éxito, porque simplemente nos permite realizar nuestra propia realidad, llenarla de las cosas que deseamos y evitando aquello de lo que no queremos saber nada.

CLASE DE VALORES


El valor moral perfecciona al hombre en cuanto a ser hombre, en su voluntad, en su libertad, en su razón. Se puede tener buena o mala salud, más o menos cultura, por ejemplo, pero esto no afecta directamente al ser hombre. Sin embargo vivir en la mentira, el hacer uso de la violencia o el cometer un fraude, degradan a la persona, empeoran al ser humano, lo deshumanizan. Por el contrario las acciones buenas, vivir la verdad, actuar con honestidad, el buscar la justicia, le perfeccionan.

Son aquellos que sí perfeccionan al hombre, pero en aspectos más inferiores, en aspectos que comparte con otros seres, con los animales, por ejemplo. Aquí se encuentran valores como el placer, la fuerza, la agilidad, la salud.


Son aquellos valores que son exclusivos del hombre, ya no los alcanzan los animales, únicamente el hombre. Aquí encontramos valores como los económicos, la riqueza, el éxito, por ejemplo. La inteligencia y el conocimiento, el arte, el buen gusto. Y socialmente hablando, la prosperidad, el prestigio, la autoridad, etc.

EL FIN DE LOS ACTOS DEL HOMBRE


Los actos, ya sean humanos o del hombre, tiene un cierto valor ontológico independiente del valor moral. El valor ontológico o metafísico de la conducta humana se refiere al hecho real, a la existencia, a la objetividad del acto. En cambio el valor moral depende de ciertas condiciones subjetivas y propias de la persona que ejecuta dicho acto, como la intención, la libertad, el grado conciencia, etc. El valor moral se encuentra solo en los actos humanos y el valor ontológico se encuentra en ambos.
Cuando se dice que un acto humano tiene un valor moral, se está implicando que este valor moral puede ser de signo positivo o de signo negativo. Trabajar, por ejemplo, tiene valor moral positivo, pero asesinar tiene un valor moral negativo. Normalmente hemos designado al valor moral negativo como "inmoral", pero esta palabra, en su etimología, indica más bien un desligamiento del valor moral y los únicos actos que están desligados de los valores morales son los actos del hombre, pero estos ya han sido calificados como "amorales".

Todo acto humano tiene un elemento psíquico que también es motivo de una valoración moral, este es el "Fin" o "intención" que es el objetivo o finalidad por la cual se realiza un acto humano, por medio del fin o intención dos actos humanos idénticos pueden diferir notablemente por el autor que realizó cada acto.

CRITERIO DE VALORACIÓN MORAL

AQUÍ LES DEJO UN VÍDEO QUE TRAE LA EXPLICACIÓN DE ESTE TEMA

VALORACIÓN MORAL
Juicio con que se caracteriza el valor moral de un objeto que posea tal cualidad. La estimación general de este tipo se realiza aplicando las categorías del bien y del mal (Bien y mal). La valoración moral se sustenta en el criterio objetivo de la moralidad, el cual posee carácter histórico y cambia en dependencia del régimen social, de la lucha de clases, &c. En la ética científica, la valoración moral de las acciones y de la conducta de la gente parte de la unidad entre la incitación moral y el resultado útil para la sociedad, parte de la unidad de palabra y obra. En la sociedad socialista, el criterio de la valoración moral está determinado por los intereses del pueblo, por el desarrollo progresivo de las condiciones materiales y espirituales de la vida del hombre, por el trabajo consciente en nombre de la felicidad y el bienestar humano. Es un objetivo de la sociedad socialista hacer que las nuevas exigencias morales se conviertan en necesidad interna de todos los individuos.

Aprobación o reprobación de los distintos fenómenos de la realidad social y de los actos de los hombres en dependencia de cuál es la importancia moral de dichos fenómenos y actos. A diferencia de la norma moral, que prescribe a los hombres realizar actos morales absolutamente determinados, la valoración moral establece la correspondencia o la falta de correspondencia de los mismos con los requisitos de la moralidad. La valoración moral general se formula en las categorías del bien y mal. Descansa en el criterio objetivo de la moralidad, que tiene un carácter histórico y cambia en dependencia del régimen social, la lucha de clases, &c. La valoración moral se apoya en el conocimiento de la significación social de los actos. Sobre esta base puede regularse con ayuda de la valoración moral la conducta de los individuos. La ética marxista exige tomar en consideración tanto los motivos como los efectos sociales de los actos.

EL OBJETO DE LA ELECCIÓN


El objeto de la elección voluntaria es siempre un bien. Al revés de lo que ordinariamente se piensa, la libertad no es una facultad para elegir entre el bien y el mal. Siempre elegimos un bien; necesariamente adoptamos un camino bueno. Si no fuera bueno, no lo elegiríamos. Nuestra voluntad se inclina siempre por lo bueno.
Esto podría provocar inmediatamente reacciones negativas o de confusión, si no se aclara en el acto que no es lo mismo elegir un bien y elegir bien. Siempre elegimos un bien; pero naturalmente, no siempre elegimos bien. Con la anterior expresión queda claramente diferenciado el nivel ontológico y el nivel moral.
Siempre elegimos un bien (ontológico); pero no siempre elegimos bien (moralmente hablando). La voluntad siempre tiende hacia un bien, no podría ser de otra manera, pues todo ser, por el hecho de existir, tiene un cierto grado de bondad, y es precisamente esa bondad la que atrae a la voluntad. Y, repito, si el hombre no viera absolutamente nada bueno en un objeto, ni siquiera se lo propondría para su elección.

Por tanto, ya podemos concluir: siempre elegimos un bien; y, cuando se dice que somos libres para el bien o para el mal, en realidad se quiere decir que somos libres para elegir bien o elegir mal. El bien o el mal se refieren a la elección misma, no al objeto elegido.

VALORES DE ÉTICA (LIBERTAD, INTELIGENCIA Y VOLUNTAD)


La formación del carácter consiste en la conjugación de una inteligencia clara y de una voluntad firme ante la escurridiza y asistemática sensibilidad (o sentimentalismo), o bien, en otros términos, el carácter es el dominio de las facultades superiores (inteligencia y voluntad) sobre las inferiores (las sensaciones, pasiones y apetitos sensitivos).
  

Muchas veces escuchamos al Dr. Carlos Llano Cifuentes hablar de la libertad que siempre la asociaba con la responsabilidad pues se daba cuenta de que el hecho de ejercer la primera conlleva de inmediato a la segunda ya que se realizó el ejercicio de elegir libremente. 
 
 En la sociedad actual se pide mucho la libertad pero hay un elocuente silencio cuando se trata de asociarla a la responsabilidad de ejercerla.

Carlos Llano también hacía especial hincapié en dos capacidades muy importantes: la inteligencia y la voluntad.

La inteligencia nos permite conocer la realidad para diagnosticarla bien y, una vez hecho el diagnóstico, nos permite decidir qué acción tomar tras sopesar pros y contras y usando la creatividad para encontrar mejores maneras de hacer las cosas, con ideas nuevas que, de no ponerlas en práctica, se quedarán sólo en eso: ideas. Pero recordemos, todo lo que fue creado, todo lo que se hace, primero fue pensado.
 
Esta inteligencia, este discernimiento, se apoya muchísimo en dos características: primero, nuestra experiencia, es decir, capitalizar lo que hemos vivido, incluyendo (especialmente) las derrotas, los fracasos, las veces que no lo logramos, (a veces un gran éxito es precedido por un sonoro fracaso), no debemos confundirla con antigüedad que se refiere a hacer lo mismo, una y otra vez, sin aprender de ello. 

 
La formación propia también influye. No piensa igual un abogado, que un médico o que un ingeniero, por eso es tan importante la educación, en especial la educación fina, la de calidad, la que está preocupada en el desarrollo de capacidades y hasta de virtudes en los alumnos. 

 
Estoy seguro que todos nosotros recordamos con cariño a algún muy buen maestro que tuvimos, no nos extrañe que haya sido exigente ni tampoco que haya combinado exigencia y cariño (que haya manifestado caridad) esos son los profesores que forman, los que admiramos, los que desearíamos para nuestros hijos.
 
Por su parte, la voluntad nos permite decidir y ordenar nuestra propia conducta, nuestros comportamientos. Ésta debe estar dominada por nuestra inteligencia (no por nuestros caprichos, pasiones o deseos ocurrentes) hay que tamizar lo que queremos hacer, antes de hacerlo, hay que reflexionarlo con cuidado. Dicho de otra manera, es la inteligencia bien usada y dirigida (basada y apoyada en buenos valores) la que debe, por su parte, dirigir a la voluntad.
 
 Así nos encontramos con dos capacidades o facultades que podrían parecer opuestas, aunque más bien deberían ser yuxtapuestas, es decir, estar siempre juntas, pues una permite ver y razonar, considerando la experiencia propia, la formación personal los conocimientos para que, ante un punto de decisión, se pueda elegir el mejor curso de acción. Y la voluntad nos permite imperar sobre nuestra conducta, tomar el mando y hacer lo que la inteligencia nos sugiere.


Libertad, inteligencia y voluntad, tres elementos que bien usados, nos permiten tener carácter y luchar por ser mejores.

Actos del hombre actos humanos

ACTOS DEL HOMBRE Y ACTOS HUMANOS

Este vídeo da la introducción de los actos del hombre y actos humanos
Actos del hombre: no tienen significado moral, son propios de la naturaleza humana. (Respirar, dirigir, dormir) (Es algo que asemos en automático, sin que  planeemos hacerlo). Carecen de conciencia o de libertad o de ambas cosas, un ejemplo claro es por ejemplo la digestión, la respiración, etc. Los actos del hombre sólo pertenecen al hombre porque él los ha ejecutado, pero no son propiamente humanos porque su origen no está en el hombre en cuanto a hombre, sino en cuanto a animal.
Actos humanos: libertad de elección. Análisis, motivos, persona, moral. son ejecutados consciente y libremente, es decir, en un nivel racional. Son originados en la parte típica mente humana del hombre, es decir, en sus facultades específicas, como son la inteligencia y la voluntad. Estos son el objeto material de la Ética y son los que pueden ser juzgados como buenos o malos desde el punto de vista de la Moral. 


El ser y deber ser

EL SER Y EL DEBER SER: UNA DIFÍCIL PAREJA
http://www.filos.unam.mxCNEPJcategoriaBEl_ser_y_el_deber.pdf
Juan Manuel Garduño Mora




1.2   EL SER Y EL DEBER SER: UNA DIFÍCIL PAREJA
http://www.filos.unam.mxCNEPJcategoriaBEl_ser_y_el_deber.pdf
Juan Manuel Garduño Mora


El filósofo, lejos de preocuparse por cuestiones intrascendentes, se ocupa de problemas fundamentales  que le dan sentido a nuestro actuar diario, seamos conscientes de ello o no. Una meta principal del  Que hacer filosófico es conocer qué es el hombre; ya sea como sujeto cognoscente, o bien como sujeto moral, es decir, como agente moral. Más aún, una vez que el hombre es consciente de su libertad  intenta realizarla en el mundo. Un ejemplo de ello son las instituciones que se han tenido a lo largo de  la historia y las que tenemos en nuestro presente, algunos bienes definidos y otras no tanto, pero con la  intención de solucionar alguna problemática. En el caso de los proyectos filosóficos sucede lo mismo,  son expresión de una libertad que busca realizarse. En esta ocasión, me parece oportuno hacer nuevamente una lectura del pensamiento de Immanuel Kant, quien también trató de instituir una  manera de pensar, especialmente en el campo de la filosofía práctica. Intento, a diferencia de quienes  han juzgado este pensar como simplemente normativo, mostrar el plan que el pensador prusiano tenía para la realización de su proyecto, tal vez inacabado. Para ello divido mi trabajo en tres partes: en la  primera hago una descripción de qué es el hombre; luego presento un resumen del sistema normativo kantiano; y, finalmente, señalo cuál es la pragmática sugerida en algunos textos de Kant, en ello va mi  interpretación. Debo decir que gran parte de mi trabajo es gracias a lo escrito por Enrique Serrano, sin  embargo, guardo con él cierta distancia que por razones de espacio no puedo exponer aquí.

El antagonismo

Una de las principales preocupaciones de los pensadores a partir del Renacimiento era mostrar al  hombre “tal como es”. Por ejemplo, Nicolás Maquiavelo decía que uno de los problemas de los pensadores políticos de su tiempo era escribir cómo debía ser un príncipe, en lugar de describir qué  eran y qué podían hacer dadas las circunstancias. Según él, desde su concepción para hacer política, “los hombres siempre serán malos si la necesidad no les obliga a ser buenos”, por tanto, había que  crear las condiciones, a partir de la astucia de la razón, para civilizar a los hombres, aunque en ello fuera el utilizarlos como instrumentos, si el fin lo requería. Thomas Hobbes propone un intento similar, a través de los modelos de la matemática y la física señalaba que las pasiones del hombre se  corresponden con movimientos, por ello, había que encontrar qué pasiones promovían la civilidad en  los hombres para provocarlas y de esa manera generar un orden civil.

Algunos años después, Immanuel Kant propuso su propia teoría de cómo es el hombre. Su punto de partida es un pesimismo antropológico que no pocas veces se encuentra en la historia de la filosofía, dice, “con una madera tan torcida como es el hombre no se puede conseguir nada completamente derecho”, al observar su historia “se nos figura que el tapiz humano se entreteje con hilos de locura”. De hecho, creo que para constatar lo dicho por nuestro autor basta ver todo lo ocurrido durante el siglo pasado, dos terribles guerras mundiales —donde se asesinaban personas de una manera tan racional en función de la economía que se buscaba—, además de numerosos conflictos igualmente horribles para quienes lo vivieron. Al observar este cúmulo de hechos parece que no se puede sino sentir gran vergüenza de lo que como especie humana hemos hecho.

Aunque, por otro lado, también podemos ver lo que ha construido el hombre en favor de sus congéneres, por ejemplo, los avances medicinales, los medios de transporte y comunicación, las instituciones educativas, así como las de beneficencia pública, entre otras. Ahora bien, ante un panorama tan diverso de la acción del hombre —capaz de hacer grandes males, pero también de grandes bienes, pues “los hombres no se mueven, como los animales, por puro instinto, ni tampoco, como racionales ciudadanos del mundo”— “no sabe uno qué concepto formarse de nuestra especie”.
Ante una imagen contrastante como la descrita sólo se puede decir que el hombre, como especie, es un ser contradictorio. Pero veamos cómo presenta Kant al hombre después de haber señalado estas características.

Según Kant, lo característico de los hombres es el antagonismo, que se manifiesta en lo que llama insociable sociabilidad. Ésta se compone de dos tendencias del ser humano, primero “[e]l hombre tiene una inclinación a entrar en sociedad; porque en tal estado se siente más como hombre
[…] Pero [segundo] también tiene una gran tendencia a aislarse; porque tropieza en sí mismo con la cualidad insocial que le lleva a querer disponer de todo según le place”. Por ejemplo, estamos de acuerdo en que los semáforos sirven para regular el tráfico de la ciudad, de hecho, nos vemos beneficiados cuando queremos cruzar la calle, pero otra perspectiva es estar detrás del volante con prisa, pues estamos ante la tentativa de respetar o no el señalamiento, en otras palabras entramos en  conflicto con nosotros mismos y, al mismo tiempo, con las normas cívicas; en ese momento  quisiéramos que no estuviera el semáforo o que estuviera en verde, por ello nos sentimos impedidos, al  menos en ese momento. Guardar las normas civiles implica doblegar los impulsos inmediatos para  obtener beneficios a largo plazo, de allí que la perspectiva a largo y corto plazo genere un conflicto al  interior mismo del hombre. El mantener la ciudad libre de basura, verbigracia, implica el esfuerzo de que todos se abstengan de tirarla en la calle, pero el beneficio es una ciudad más salubre, limpia y, por qué no, bella.

La cuestión aquí es que el hombre espontáneamente no sigue las normas de la civilidad, sino que necesita ser obligado a ello. Sólo una vez que ha adquirido hábitos puede comportarse en la sociedad. Aunque ello no es garantía, ya que el hombre plenamente consciente, en este caso podría decir que tiene perspectivas a largo plazo, también es capaz de hacer el mal, de hecho, hace el mal por el mal mismo, concepto que Kant llama mal radical. A diferencia de Platón, para el prusiano el que actúa mal no lo hace por ignorancia, sino con pleno conocimiento de causa, es decir, en sus máximas adopta el utilizar al otro como un simple medio para sus fines. Reduce al otro a condición de objeto. Por ejemplo, esclavizar a alguien no es por obra de la ignorancia, sino por un motivo egoísta que nos lleva a no reconocer los derechos del otro, uno es tan consciente de ello que por ninguna razón quisiera estar en el lugar del esclavo. Para Kant, este fenómeno es una perversión que invierte los motivos impulsores del libre arbitrio en contra de la ley moral.

Ante tal espectáculo uno se pregunta qué se puede hacer con una materia como esta que se acaba de presentar. Según Enrique Serrano, en su interpretación de Kant, “esa insociable sociabilidad es lo que puede permitir que los individuos acudan a su razón como elemento regulador en sus relaciones”. En la experiencia, como vimos, no se pueden encontrar elementos reguladores, porque cuando parece que se está ante una generalidad, aparecen los contraejemplos, por ello se hace necesario acudir a la razón para encontrar ese principio que oriente nuestras acciones en pos del bien.

El normativismo

La contingencia del mundo empírico no permite extraer ningún principio universal para fundamentar la moral. De hecho, cuando Kant inicia su proyecto ético tiene claro que ni los talentos del espíritu — como el entendimiento, el ingenio, o la capacidad de juzgar—, ni los dones de la fortuna —como el poder, la riqueza, la honra y la salud—, son cosas buenas en sí, pues dependen de cómo se las use.
Además, recurrir a la naturaleza para extraer de ella las leyes, sería tanto como determinar a través de ella el lugar y la función del hombre en el mundo, cancelando con ello la libertad, ya que se recurriría a un argumento determinista. Por otra parte, Kant tampoco alude a un ser superior, por ejemplo Dios, para fundamentar su moral, ya que para ello necesitaría primero demostrar su existencia, lo cual él mismo presentó como algo que no está a nuestro alcance. Por ello, recurre a la razón para señalar que sólo en ella se puede fundamentar sólidamente la moral, de allí que proponga el imperativo categórico en sus tres formulaciones —del cual no hablaré en este trabajo y lo daré por supuesto—. De la misma manera que fundamenta la moral, la cual es de índole personal, nuestro autor también fundamentará el derecho en la razón, es decir, en esa facultad que todos tienen, al menos en potencia, veamos cómo.

Para Kant una cosa es lo que el derecho es y otra lo que deba ser, respecto de lo primero la razón hace una descripción basada en la observación, mientras que de lo segundo la razón elabora una prescripción. El derecho es, desde el plano empírico, “lo que dicen o han dicho las leyes en un determinado lugar y en un determinado tiempo”. Mientras que desde un plano normativo “el derecho es el conjunto de condiciones bajo las cuales el arbitrio de uno puede conciliarse con el arbitrio de otro según una ley universal de la libertad” (esta definición puede entenderse como la formulación social del imperativo categórico). Sin embargo, para lograr esto último se necesita que las leyes estén basadas en el consenso de todos, ya que, como dice el prusiano “volenti non fit iniuria”, es decir, “sólo contra sí mismo nadie puede cometer injusticia”. Pero ¿cómo se puede no ser injusto consigo mismo? Según nuestro autor, si uno hiciera las leyes con las que va a convivir con sus congéneres, no permitiría que se aprobara alguna que lo dejara en desventaja en relación con los demás —a menos que en ese momento no tuviera idea clara de lo que implica la ley —. Ante esto surge la pregunta de cómo podríamos pactar las leyes todos en común acuerdo, a lo que nuestro autor responde lo siguiente:

El acto por el que el pueblo mismo se constituye como Estado —aunque propiamente hablando, solo la idea de éste, que es la única por la que puede pensarse su legalidad— es el contrato originario, según el cual todos (omnes et singuli) en el pueblo renuncian a su libertad exterior, para recobrarla enseguida como miembros de una comunidad, es decir, como miembros del pueblo considerado como Estado (universi): y no puede decirse que el Estado, el hombre en el Estado, haya sacrificado a un fin parte de su libertad exterior innata, sino que ha abandonado por completo su libertad salvaje y sin ley, para encontrar de nuevo su libertad engeneral, íntegra, en la dependencia legal, es decir, en un estado jurídico; porque esta dependencia brota de su propia voluntad legisladora.

En este pasaje, el prusiano no nos habla de cuál es el origen del Estado, o mejor dicho, el Estado de derecho, sino de la idea que da legitimidad a las leyes por las que se rige. A través de esta idea es que se puede pensar racionalmente en la legitimidad del Estado y que la legislación es producto del convenio de todos, aunque en los hechos no suceda así. La idea del contrato originario tiene también otras implicaciones, ya que no parte del supuesto de que la ley está dada, sino que se debe instituir, además de que considera, de inicio, a los hombres con ciertos atributos. El hecho de contratar implica, primero, la libertad de cada uno de los que participan, segundo, reconocer al otro como un igual y, tercero, la independencia de cada miembro en relación con otros. Esto es a lo que nuestro autor denomina los atributos jurídicos del ciudadano.

Respecto del primer atributo jurídico, Kant señala que cada quien es libre de buscar la felicidad a su propio modo, sin que otros le obliguen a seguir un ideal de ésta, la única restricción es que en su búsqueda de la felicidad, no dañe la libertad de otros. Por ello, un Estado que pretende la felicidad de sus súbditos no puede considerarse sino como paternalista, porque los trata no como ciudadanos, sino como niños, a los que se les dice qué deben hacer. Por otra parte, la libertad también consiste en no obedecer otra ley más que sólo a aquellas a las cuales ha dado su consentimiento, es decir, las leyes son un producto artificial y a través de ellas uno se compromete con los otros, por lo que nadie nace es clavo o es esclavo por naturaleza, pues sus derechos y obligaciones nacen de su común acuerdo con los otros.

La igualdad, como segundo atributo jurídico, Kant la contempla frente a la ley. Ésta se aplica a todos dentro del Estado, nadie está exento de su cumplimiento. Con esta norma igualitaria ante la ley también desaparecen los privilegios innatos, es decir, los que refieren a títulos de nobleza, pues podemos preguntar, ¿por qué el hijo de un rey tendría más derechos que el de un campesino?, ¿qué mérito propio tiene? Si analizamos con detenimiento, parece que no hay un argumento que justifique tal cosa. Aunque, por otro lado, esta igualdad ante la ley admite la desigualdad de riquezas y posesiones. Según el análisis kantiano, los individuos entre sí tienen diferentes potencialidades y talentos, por ello cada uno tiene el derecho de superarse tanto como sus condiciones se lo permitan, de ahí que la desigualdad en bienes surja a cada momento sin que esto implique necesariamente la injusticia por parte de los miembros que se superan más que otros.

El tercer punto es la independencia, la cual viene a ser la conjunción de los dos principios anteriores, aquí se considera al miembro del Estado como colegislador del mismo, ya que “una ley pública […] es el acto de una voluntad pública […] tal voluntad no puede ser sino la voluntad del pueblo entero (ya que todos deciden sobre todos y, por ende, cada uno sobre sí mismo), pues sólo contra sí mismo nadie puede cometer injusticia”. Sin embargo, para este punto se debe tener derecho a voto, donde dice Kant: “La única cualidad exigida para ello, aparte de la cualidad natural (no ser niño ni mujer); es ésta: que uno sea su propio señor (sui iuris) y, por tanto, que tenga alguna propiedad  (incluyendo en este concepto toda habilidad, oficio, arte o ciencia) que le mantenga”. Como puede verse, el ideal de ser colegisladores tiene un fundamento racional suficiente, que es la libertad y la igualdad, sin embargo, el derecho a voto Kant lo restringe a quienes tiene propiedades. Hablando entérminos kantianos podemos preguntar, ¿un propietario es dueño de sí?, cuando tenemos ejemplos de gente con muchos recursos que es esclava de sus pasiones y, por ende, no es dueño de sí. Al respecto en una nota al pie, Kant tímidamente comenta: “Es algo difícil —lo confieso— determinar los requisitos que ha de satisfacer quien pretenda la posición de un hombre que sea su propio señor”.

Una vez que se ha señalado cómo se instituye el Estado idealmente y cómo se supone deben ser considerados los hombres en tanto ciudadanos podemos contrastar con la realidad, con lo que encontramos un abismo que se escinde entre lo que es y lo que debería ser un Estado. El origen del estado son las guerras, la tiranía, la opresión y la violencia en general, como dice Friedrich Nietzsche:
“el «Estado» más antiguo que apareció, en consecuencia, como una horrible tiranía, como una maquinaria trituradora y desconsiderada”, sin embargo, el que ese haya sido su origen no quiere decir que ese también sea su destino. Señala Kant que si bien el origen del Estado es la violencia, su destino ha de ser el intentar acercarse a la idea del contrato originario, si pretende valer como justo: […] el espíritu de aquel contrato originario (anima pacti originarii) implica la obligación, por arte del constituyente, de adecuar la forma de gobierno a aquella idea, por tanto, si no puede hacerlo de una vez, la obligación de ir cambiándola paulatina y continuamente hasta que concuerde, en cuanto a su efecto, con la única constitución legitima, es decir, la de una república pura; y que aquellas antiguas formas empíricas (estatutarias), que sólo servían para conseguir la sumisión del pueblo, se resuelvan en la originaria (racional), que sólo tiene como principio la libertad.

Un sistema normativo, como el que nos presenta nuestro autor, no valdría la pena de ser estudiado, si al menos no presenta alguna conexión con la realidad. En este pasaje, me parece que es claro que la función de un ideal normativo es servir como una brújula para la realidad. Como se dijo antes, de la realidad no se puede extraer ningún principio universal para guiar la conducta entre los seres humanos, pero sí de la razón, por tanto, ha de ser ésta la que nos guíe en nuestro actuar, ya que la razón no sólo prescribe, sino que también la describe, es decir, tiene la capacidad de conocerla. Sin embargo, cabe la pregunta, ¿cómo se relacionan estos dos ámbitos?

Una difícil pareja

Como se observó antes, la descripción del hombre, la teoría de cómo es el hombre, es claramente realista por parte de Kant, sin embargo, ello no le lleva a caer en un cinismo respecto de la humanidad, por el contrario, alza la vista muy alto para describir cómo debería ser. Lo problemático no es hacer a Wolfgang Kersting, dice: “Kant eleva un factor contingente a la categoría de principio de justificación a priori. Kant es culpable aquí de un serio error teórico […] el cual degrada a aquellos que no tienen propiedad a seres de segunda clase política este contraste entre lo que se es y lo que se debe ser, sino tratar de acercar ambos extremos. El mismo pensador prusiano es escéptico al respecto, sabe que nunca coincidirán ambos ámbitos, pero el esfuerzo es ya un deber que implica la virtud humana. De hecho, su filosofía práctica busca esto precisamente: “la filosofía política de Kant también refleja cuidadosamente las condiciones empíricas para la realización de las normas de la teoría racional del derecho y desarrolla un asombroso pragmatismo”. Para demostrar cómo es que nuestro autor piensa realizar este proyecto, dividiré esta sección en tres partes. Primero expondré el método que utiliza nuestro autor, luego, mostraré cómo a través de este método reconstruye la historia, en la que se incluye la idea de progreso. Por último, presentaré una crítica a Kant y su posible defensa.

a) El juicio reflexionante y la historia conjetural

Durante el siglo XVIII surge una manera de reflexionar que recibe varias nominaciones y consiste en mostrar de manera plausible cómo se ha llegado de un estadio a otro a través de una conjetura. Dugald
Stewart, hablando de Adam Smith, menciona acerca de su sistema:

“Me he tomado la libertad de llamar a este tipo de investigación filosófica, que carece de un nombre apropiado en nuestro idioma, con el título de historia teórica o conjetural; la expresión coincide bastante en su significado con la de historia natural, utilizada por el señor Hume, y con lo que algunos autores franceses han denominado histoire raisonnée”.

El recurso de la historia conjetural, que es como llamaré aquí a este tipo de reflexiones, surge por dos razones que considero de suma importancia: primero, el escepticismo de esa época, en el campo del conocimiento, y, segundo, por ofrecer otra explicación que legitimara el origen del Estado apartándose del contrato social. Respecto del conocimiento, David Hume da una explicación del concepto de causalidad donde muestra que la unión de causa y efecto no es sino un hábito subjetivo que nosotros nos hemos formado, que es la costumbre la que nos lleva a esperar determinados efectos ante ciertos hechos. A través de estas asociaciones es que nosotros nos formamos una explicación que pretendemos como científica, al respecto, conviene citarlo in extenso:

[...] la clase más usual de conexión entre los distintos sucesos que forman parte de cualquier composición narrativa es la de causa y efecto. Mientras el historiador reconstruye la serie de acciones en su orden inicial, se eleva a sus fuentes y principios ocultos y esboza sus consecuencias más remotas, y escoge para su tema una determinada porción de aquella gran cadena de acontecimientos que componen la historia de la humanidad, intenta en su relato trabar cada eslabón de esta cadena. Algunas veces, la ignorancia invencible hace que todos sus intentos sean inútiles. Otras, suple por conjetura aquello de lo que no tiene conocimiento, y siempre tiene conciencia de que, cuanto menos inconexa sea la cadena que presenta a sus lectores, más perfecta es su obra. Ve que el conocimiento de las causas no sólo es satisfactorio, siendo su relación o conexión la más fuerte de todas, sino también el más instructivo, puesto que tan sólo por este conocimiento podemos controlar los acontecimientos y gobernar el futuro.

Ahora bien, como se observa en la cita, en general, el conocimiento son conjeturas que hacemos para unir los eslabones de una cadena, pero no son inútiles, pues nos sirven para gobernar el futuro. Por otra parte, a través de las teorías contractualistas, pensemos por ejemplo en Thomas
Hobbes y John Locke, se pretendía dar una legitimación del Estado en la cual se narraba una transición del estado de naturaleza al estado civil mediante un contrato. Mas muchos autores no estuvieron de acuerdo en cómo se llevaba a cabo dicha labor, por ello hicieron una teoría alterna. Entre estos autores, los de la escuela escocesa me parecen los más sobresalientes, en especial Adam Ferguson y Adam Smith, quienes trataron de dar una explicación de cuál ha sido el desarrollo de la sociedad para llegar hasta el estadio en que se encuentra, partiendo de un estado rudimentario —nótese que a diferencia de los contractualistas, ellos no tratan de legitimar el Estado, sino de describir su desarrollo y las condiciones históricas de las que surge—. Tomemos como ejemplo a Smith, según Serrano: “El método que Adam Smith contrapone al contractual ismo, consiste en tomar dos [o más] hechos históricos para reconstruir, a través de una narración verosímil, los pasos que fueron necesarios para llegar de uno a otro”. Por ejemplo, Smith se propone explicar cómo fue posible llegar de una etapa ruda a una sociedad moderna, para ello explica lo que posibilitó dicho tránsito, como lo fue la división del trabajo que dio lugar a la especialización, el ahorro de tiempo, a causa de lo anterior, y el implemento de máquinas en el desarrollo de la producción.

No se puede decir que las teorías de Hume y Smith sean lo que propiamente se conoce como conocimiento científico, pero lo que sí cabe destacar es que este tipo de reflexiones nos ayuda a reducir complejidad para acercarnos a la realidad y poder explicarla, como más o menos lo hace Max Weber con la teoría de los tipos ideales. Conforme más aguda se va haciendo la investigación se insertan mayor número de variables, con lo que se logra una mejor explicación.

Pero, ¿esto qué tiene que ver con Kant y su modelo pragmático? El prusiano también consideró este tipo de explicaciones y dio su opinión al respecto. Para él, este tipo de historias desarrolla un papel heurístico que nos ayuda a investigar la naturaleza, pero también nos ayuda a reflexionar acerca de la historia. La clave para realizar este tipo de reconstrucciones es pensar que el curso de las cosas tiende a un fin. Respecto de lo primero, me parece que gran parte de la teoría de la evolución parte de este principio que se llama teleológico. En el segundo caso, nuestro autor tratará de pensar la historia como si ésta fuera el producto de una madre naturaleza con una finalidad, para mostrar el desarrollo de la especie humana. Los juicios que se emiten y que tienen como base en el concepto de fin o finalidad se llaman juicios reflexionantes.

Los hechos históricos se presentan como una serie de fenómenos caóticos, pero si se observan con mayor distancia, se puede ver en ellos cierta regularidad. El atribuir una finalidad a la serie que se nos presenta es incluir una conjetura que nos sirve, entre otras cosas, para conducir nuestra acción. No sólo aprendiendo de la historia, sino tratando de escribirla.

b) La historia desde Kant

¿Progresa la especie humana?, ésta es una pregunta que se plantea seriamente Immanuel Kant. Su respuesta es que no se puede saber esto, ya que ello depende de cuáles sean los fines que se proponga el hombre en tanto especie. Lo que sí se puede responder es qué se quiere que resulte del hombre como especie. Kant plantea tres situaciones hipotéticas al respecto: se va en retroceso, se está en un estancamiento y se progresa. Al respecto la cuestión no es cuál es la verdadera, porque no se puede saber, sino cuál nos conviene asumir. De elegir la primera, explica el autor, habría una desgana por parte de la humanidad, ya que si todo va empeorando ¿de qué sirve portarse bien? En el caso del estancamiento, la cuestión viene a ser lo mismo, pues para qué esforzarse si todo seguirá igual. Sin embargo, al optar por la opción del progreso, nace la esperanza de ser mejor, al acomodar los hechos de tal manera que parezca que progresamos y quizá se logre incentivar el ánimo para esforzarse. No es lo mismo una panorámica donde todo se presenta negro a otra donde hay una esperanza, al menos.

Para dar una explicación del progreso de la especie humana, Kant señala, heurísticamente, que la naturaleza ha dispuesto ciertos principios para que el hombre desarrolle todas sus habilidades por completo. El antagonismo del hombre, es decir, su insociable sociabilidad, lo mantiene en un estado de constante conflicto con sus congéneres, por lo que tiene que buscar la creación de un estado civil, en el que se pueda garantizar la seguridad de todos. El problema es que, en principio, el hombre es un animal que necesita de un señor que le doblegue su voluntad, pero ¿de dónde saca a ese señor? Esto le llevará a la institución de la ley, donde al ser la misma regla para todos, se buscará hacer la mejor legislación. Al instituir el Estado, el conflicto nace con otras entidades de esa misma envergadura, por lo que se tienen que firmar convenios de respeto mutuo con los Estados vecinos —en especial para realizar intercambios comerciales—. De tal manera que este desarrollo apunta al más alto fin de la humanidad: la paz perpetua.

El derecho y la historia se desarrollan de una forma muy unida en la filosofía práctica de Kant. Si nosotros seguimos la historia a través del derecho, se puede ver que: si no se ha podido suprimir la esclavitud, al menos está condenada moralmente, ya que nadie se atreve a decir públicamente soy un esclavizador! O bien, en el reciente caso de la guerra de Irak, el país más poderoso del mundo no puede quitarse el estigma de que una mayoría de la humanidad considere su guerra como injusta. La esclavitud ya no es vista como algo normal, como quizá lo era para los griegos, ni la guerra (según preventiva) se considera justa, incluso se puede hablar de que el derecho de conquista ya no se considera legítimo. Este tipo de progresos tiene que confrontarse con hechos que nos hacen caer en el desánimo, como lo es la trata de personas o la explotación sexual infantil, pero no debemos dejarnos vencer, pues este es el tipo de retos que nos corresponde a nosotros resolver. Cada parte de la historia tiene sus propios demonios y éstos son los que nos corresponden combatir a nosotros.

c) Una objeción a la postura kantiana y su posible respuesta

En charlas con algunos compañeros, principalmente de posturas hegelianas o marxistas, me han comentado que la postura de Kant es ingenua, en tanto que la realidad y los conflictos sociales no se reducen ni se resuelven completamente en el derecho. La idea de ellos es que Kant continúa siendo sólo un formalista. Ante ello me pregunto ¿qué tan válida o plausible es esta crítica? Sé que la vida no se reduce al derecho, sino que hay más cosas que mueven al hombre y no sólo la coacción de la ley, por ejemplo, la religión, los clubes deportivos, sus esferas sociales, etcétera. Pero sí puedo decir que el campo más neutro de la política es el derecho. Por ejemplo, en el caso de la religión, a partir de la fe, no me parece que las personas estén muy dispuestas a dejar a un lado sus creencias —aunque éstas no sean coherentes e incluso sean injustas— para aceptar al otro sin censuras; puede verse cuántos conflictos han surgido al respecto, además, recordemos —como Kant advierte— que las costumbres son susceptibles de corromperse.

Últimamente, las demandas sociales ya no apelan a las costumbres, sino a los derechos para hacer valer sus intereses. Por ejemplo, el multiculturalismo de Will Kimlicka apuesta por preservar los valores culturales a través de los derechos. Además, cuando pensamos en los derechos humanos, los derechos de la mujer, los derechos de los niños, uno se puede preguntar, ¿acaso la política actual no semueve a través del derecho? ¿Qué tan ingenua puede ser la postura kantiana, si la gran mayoría de las demandas se hacen en torno al derecho? Me parece que el camino trazado por el pensador de Königsberg es correcto en gran parte.



Conclusión

Quizá nunca logremos alcanzar el ideal de un estado republicano tal como lo apuntó Kant, pero al menos nos queda como guía para intentar aspirar a algo mejor. Tal vez nos estemos preocupando por un sueño que nunca se realizará, pero qué es un hombre sin un sueño. En términos generales, se puede decir que entre lo que el hombre es y lo que debe ser hay un abismo de separación, pero tenemos la tarea de tratar de empatarlos lo más que se pueda. ¿Son una difícil pareja? Quizá nunca sean una pareja, sin embargo, nos queda buscar esa reconciliación. Habrá que decir que hay muchos obstáculosque librar y que nos sirven de pretexto para no actuar, así que me quedo con la apreciación que tiene

Kant. 


Conclusión

Quizá nunca logremos alcanzar el ideal de un estado republicano tal como lo apuntó Kant, pero al
menos nos queda como guía para intentar aspirar a algo mejor. Tal vez nos estemos preocupando por
un sueño que nunca se realizará, pero qué es un hombre sin un sueño. En términos generales, se puede
decir que entre lo que el hombre es y lo que debe ser hay un abismo de separación, pero tenemos la
tarea de tratar de empatarlos lo más que se pueda. ¿Son una difícil pareja? Quizá nunca sean una
pareja, sin embargo, nos queda buscar esa reconciliación. Habrá que decir que hay muchos obstáculos
que librar y que nos sirven de pretexto para no actuar, así que me quedo con la apreciación que tiene

Kant. 

lunes, 13 de junio de 2016

Ética y moral

ÉTICA Y MORAL


Antes de comenzar a visualizar la ética y la moral les dejo un pequeño vídeo de introducción sobre que es la ética.


PRINCIPIO GENÉRICO HISTÓRICO

En el origen, la ética aparece subordinada a la política (ética individual y ética social). En efecto, el hombre griego de la época sentía la polis como inmediatamente encardinada en la naturaleza. En Aristóteles, la moral forma parte de la ciencia de la política porque la vida individual solo puede cumplirse dentro de la polis (interpretando: lo que en realidad pretendía decir era que lo sustenta el bien particular es el bien común) y determinada por ella; incluso eleva la polis a la calidad de divino. En la doctrina aristotélica el fin de la ética y de la política son idénticos: La Felicidad, que como "bien autosuficiente" no es un bien más entre otros, ni componente de algún estado de cosas. La Felicidad es la suprema justificación de la vida del hombre.

Platón establecía que era la polis y no el individuo el sujeto de la moral, es decir -planteaba- la virtud no puede ser alcanzada por el hombre sino que el Estado lo debe orientar hacia fines morales (no por medio de la dialéctica sino por la persuasión).

La ética de Kant es de un individualismo radical, pues no presupone exigencias transpersonales sino que busca el deber de perfección propia. "Nunca puede ser un deber para mi cumplir la perfección de los otros". Kant sustituye la moral del bien y de la felicidad por una moral del puro deber y de la conciencia individual.

Para Hegel el espíritu subjetivo una vez en libertad de su vinculación a la vida natural, se realiza como espíritu objetivo en tres momentos: Derecho, ya que la libertad se realiza hacia afuera; moralidad, es decir, el bien se realiza en el mundo; y la eticidad, que se realiza a su vez en tres momentos: Familia, Sociedad y Estado, siendo éste último según él, el sujeto supremo de la eticidad, aunque probablemente haya querido decir que el Estado "es" sujeto de eticidad, Estado de justicia, Estado ético.

En resumen, en el origen la ética se encuentra subordinada a la política, tanto la individual como la social, pero la ética social está por sobre la ética individual ya que la ética individual se abre a la ética social porque ella la determina.


ÉTICA DEFINICIÓN, la ética, es una de las ramas de la filosofía. es la ciencia, que estudia las cosas por sus causas, de lo universal y necesario, que se dedica al estudio de los actos humanos. pero aquellos que se realizan tanto por la voluntad y libertad absoluta, de la persona. todo acto humano que no se realice por medio de la voluntad de la persona y que esté ausente de libertad, no ingresan en el estudio o campo de la ética.
este es un punto relevante, ya que la ética, versa sobre el acto bien o mal realizado. por lo mismo, si una persona actúa incorrectamente, pero lo hizo bajo presión o en ausencia de libertad, para escoger, no se puede hablar de un acto humano. mejor dicho, de un acto humano incorrecto.


MORAL DEFINICIÓN

la moral son las reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser humano en concordancia con la sociedad y consigo mismo. este término tiene un sentido contrario frente al de «inmoral» (contra la moral) y «amoral» (sin moral). la existencia de acciones y actividades susceptibles de valoración moral se fundamenta en el ser humano como sujeto de actos voluntarios. por tanto, la moral se relaciona con el estudio de la libertad y abarca la acción del hombre en todas sus manifestaciones.
la palabra «moral» tiene su origen en el término latino mores, cuyo significado es ‘costumbre’. moralis (< latìn mos = griego ‘costumbre’). por lo tanto «moral» no acarrea por sí el concepto de malo o de bueno. son, entonces, las costumbres las que son virtuosas o perniciosas.

DIFERENCIA DE ÉTICA Y MORAL.

etimológicamente "ética" y "moral" tienen el mismo significado. "moral" viene del latín "mos" que significa hábito o costumbre; y "ética" del griego "ethos" que significa lo mismo.
 sin embargo 





  • La ética influye en las normas de conducta de una sociedad. Por ejemplo, es ético que alguien consuma carne porque a porque no se está incumpliendo ninguna norma social.
  • Por otro lado, la moral influye en las normas de conducta de una persona. Por ejemplo, para una sociedad puede parecer ético cazar animales, mientras que para unos individuos es inmoral hacerlo ya que esa práctica atenta contra la libertad de los animales