Los actos, ya sean humanos o del hombre, tiene un cierto valor
ontológico independiente del valor moral. El valor ontológico o metafísico de
la conducta humana se refiere al hecho real, a la existencia, a la objetividad
del acto. En cambio el valor moral depende de ciertas condiciones subjetivas y
propias de la persona que ejecuta dicho acto, como la intención, la libertad,
el grado conciencia, etc. El valor moral se encuentra solo en los actos humanos
y el valor ontológico se encuentra en ambos.
Cuando se dice que un acto humano tiene un valor moral, se está
implicando que este valor moral puede ser de signo positivo o de signo
negativo. Trabajar, por ejemplo, tiene valor moral positivo, pero asesinar
tiene un valor moral negativo. Normalmente hemos designado al valor moral
negativo como "inmoral", pero esta palabra, en su etimología, indica más
bien un desligamiento del valor moral y los únicos actos que están desligados
de los valores morales son los actos del hombre, pero estos ya han sido
calificados como "amorales".
Todo acto humano tiene un elemento psíquico que también es
motivo de una valoración moral, este es el "Fin" o
"intención" que es el objetivo o finalidad por la cual se realiza un
acto humano, por medio del fin o intención dos actos humanos idénticos pueden
diferir notablemente por el autor que realizó cada acto.
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